Básicamente es el duelo de dos actores de primerísimo nivel, y cualquier película que tenga a Anthony Hopkins encarnando al papa emérito Benedicto XVI y a Jonathan Pryce como su sucesor Francisco tiene, de arranque, una cuota de interés.
En la visión del director Fernando Meirelles (Ciudad de Dios, El jardinero fiel, Ceguera) se trata en principio del enfrentamiento entre un europeo conservador (Ratzinger) y un latinoamericano "progre".
Este último se habría presentado en el Vaticano para renunciar como protesta por el rumbo que estaría tomando la Iglesia, y en lugar de aceptársela, Benedicto comienza a escucharlo para luego dejarle el puesto. Los seguidores más memoriosos de la interna de la Iglesia Católica recuerden acaso que Bergoglio quedó muy cerca de Ratzinger en la votación del cónclave de 2015, y cedió sus votos al alemán para elevarlo al papado. Cuando Ratzinger renunció ocho años después tenía bastante claro quién iba a sucederlo en el liderazgo de la barca de Pedro.
Estreno: 5 de diciembre.
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